Rúbrica;
Con todo el pinche poder en la mano
Por Aurelio Contreras Moreno
Vaya que le urgía a la “cuatroté” veracruzana mandar lo más lejos posible a Jorge
Fabián Cárdenas Sosa, quien hasta hace muy poco tiempo era un “distinguido”
empresario que invertía en los proyectos que el régimen y sus personeros -como
el diputado Juan Javier Gómez Cazarín y el propio gobernador Cuitláhuac García
Jiménez- presumían como grandes “logros”, y hoy ha sido defenestrado como
presunto secuestrador.
Cosa curiosa, este lunes el alcalde electo de Lerdo de Tejada por Morena y
“dueño” del ingenio “El Naranjal” fue sacado del penal de Pacho Viejo en
Coatepec para ser trasladado a ¡Durango! Al Centro Federal de Readaptación
Social de Gómez Palacio. Miles de kilómetros de por medio.
Esto, el mismo día que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se presentó a
comparecer ante la LXVI Legislatura del Estado de Veracruz, enarbolando un
discurso de supuesto combate a la corrupción que, como sabemos, es solamente
eso. Puro discurso.
Lo que quedó claro tras las comparecencias de los secretarios de despacho del
gobierno veracruzano es que lo último que se ha combatido durante la mitad del
sexenio de García Jiménez es la corrupción. En la anterior entrega de la Rúbrica
se exhibió, con base en la propia información contenida en el tercer informe de
gobierno, cómo prácticamente todas las adquisiciones y contratos de la
administración estatal se entregan por adjudicación directa, lo que implica
necesariamente opacidad que se suele traducir en amiguismo, capitalismo de
cuates, tráfico de influencias y una podredumbre que suelta su hedor muy rápido.
Pero es apenas una pequeña punta de un “iceberg” de irregularidades por las que
tarde o temprano García Jiménez y sus compinches tendrán que rendir cuentas.
La protección y las “tapaderas” que ahora se brindan a sí mismos no durarán para
siempre.
Sin embargo, parece que no se dieran cuenta. Embriagados por el poder, los
neofuncionarios de la mal llamada “cuarta transformación” veracruzana actúan con
un cinismo pasmoso, solo superado en sus niveles de escándalo por la supina
ignorancia que muchos destilan.
Para los anales de la historia de las peores aberraciones de la política hecha en
Veracruz –y vaya que está peleada esa “categoría”- quedarán las palabras de la
contralora Mercedes Santoyo durante su comparecencia ante los diputados
locales, durante la cual, además, no tuvo empacho en reconocer que ni siquiera
cubre el perfil legal para ocupar su cargo, pues no es contadora: “no hay problema
y si hubiera problema, todo es perfectible”, respondió al ser cuestionada sobre los
contratos “fachada” que entregó la Secretaría de Salud a veterinarias, negocios de
computación y de venta de muebles de oficina, a las que les “compró” insumos
para atención médica de la pandemia.
Aunque tampoco podía esperarse demasiado de una funcionaria que aceptó un
cargo para el que no está capacitada -su especialidad es el procesado de
alimentos (no es broma)-, que este año autorizó entregar contratos en un 99.81
por ciento a través de adjudicaciones directas en la mismísima Contraloría
General de Estado, y que se hizo la desentendida con la “peregrinación” de medio
gobierno de Veracruz al “AMLOFest”, en día laboral y sin que se tratase de ningún
acto oficial. Eso sí, cuidadito y los burócratas no suban loas a la “4t” en sus redes
sociales personales, porque les puede costar el empleo.
Con un impudor que asquea, con “todo el pinche poder en la mano”, desde el
gobernador hasta sus funcionarios y “sus” diputados se llenan la boca hablando de
que han “desterrado” la corrupción. Quizás se estén refiriendo con ello al alcalde
electo de Lerdo por Morena enviado al penal en Durango. No vaya a ser que
cuente cuál fue el “arreglo” para “comprar” un ingenio de mil 600 millones de
pesos a cambio de una presidencia municipal, y con la “ayuda” de quiénes hizo la
transacción y la campaña.
Irónicamente, en su perorata en el Congreso local de este lunes, Cuitláhuac
García hizo alusión a la “robadera” cometida en el pasado y a la “ominosa
bursatilización ejecutada en el sexenio de Fidel Herrera, cuando Javier Duarte era
su secretario de Finanzas”, cuando “hubo quien desde una cómoda curul
enmudeció ante semejante robo disfrazado al erario”.
¿Se referirá el gobernador a quien fue presidente de la mesa directiva en esos
años y que era amiguísimo del “Tío Fide”, el legislador Atanasio García Durán?
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